Cuando comenzamos nuestro carrera profesional, la palabra retiro no esta entre las que manejamos diariamente. Lo visualizamos como un proceso lejano o ni siquiera lo consideramos como algo real. Olvidamos que la vida no se detiene, excepto con la muerte, y que pasa sin pausa, con prisa, marcándonos con experiencias de toda clase.
Creo que un porciento bajo planifica ese retiro y se prepara adecuadamente. Cuando la salud interfiere y se afecta, entonces caemos en cuenta de la ausencia de esa planificación o peor, nos tuerce el brazo y no nos da opción, nos obliga a retirarnos, aunque en nuestro interior gritemos que no queremos retirarnos.
Hace unos meses que comprendí lo inminente de mi retiro. No quería convertirme en esa profesional que fallara en sus responsabilidades y arrastrara sus pies para llegar a la sala de clases, a sentarse a dictar un curso a medias. Me costó pensamiento, análisis y reflexión, pero era tiempo de retirarme y emplear mis días en una recuperación dentro de lo posible y echar a andar esas ideas y proyectos pendientes que mantenía en un cajón o que siempre eran pospuestos por otro que clamaba mi atención.
Una vez superada esa etapa de despegue laboral, organicé mis prioridades e ideas y establecí un calendario. El primer proyecto ya fue completado: Lolo, un pececito diferente. Es un libro para niños, dedicado a mi nieto. La idea llevaba en el baúl más de 20 años, estaba esperando que le dedicara tiempo. Tener el libro en mis manos, me da esa sensación espectacular que produce una meta completada. En octubre, inicio el proceso de presentación del libro y espero que sea bien acogido.
Mi segundo proyecto, la actualización de mi blog. Retomar la escritura me aliviana el alma y la mente. Escribir es una especie de exorcismo, además permite expresar opiniones y posturas ante este loco mundo en que vivimos.
La lista de proyectos continua y espero que pueda trabajar en cada uno de ellos. Es lo que me valida que como ser humano movemos las fichas hacia nuestro destino y que todos debemos fluir con lo que la vida nos presenta. Detenerse, abandonarse no son opciones mientras hay vida.
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