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21 May 2025

Arrugas y potingues

Post by Ibis Rodriguez

 

Llevo varios días pensando en la vejez, en este caso la mía. Se aproxima un verano caluroso, ya casi está aquí. Tal parece que el astro Sol nos va a castigar sin clemencia.  De joven no me importaba tomar el sol directo, me protegía solo cuando iba a la playa, pero igual, no me retocaba al salir del agua. Como consecuencia, esto me premió con manchas en la cara que han intentado destacarse a medida que pasan los años. Ahora, con mucha más conciencia, trato de protegerme todos los días con bloqueador solar, que integré a mi rutina de cremas y potingues mañaneros. Esto, obligadamente, hace que me tome mi tiempo en las mañanas y me cubra cada segmento de la cara, mirándome al espejo. Por lo tanto, también veo las arrugas que van apareciendo sin invitación. En mi caso, el acelerante de estas ha sido el tratamiento de quimioterapias que me ordena el oncólogo cada vez que ve crecimiento en las células cancerosas. Son muchos los efectos secundarios de la quimioterapia y tal parece que acelerar el envejecimiento es uno de ellos.

Me miro al espejo y me digo: Pero, Dios mío, ¡van a seguir saliéndome arrugas! Por primera vez, caigo en rutina obligada de hidratación profunda e intento de borrar las benditas líneas de expresión.

Hace unos cuantos meses atrás, recuerdo que estuve en el mall más famoso de PR y al pasar frente a una de las tiendas, se me acerca, con crema en mano, una joven para que le diera oportunidad de mostrarme como me podría ayudar a mejorar mi “cutis”. Rara vez me detengo y escucho lo que me presentan y esta vez, no sé por qué razón, le seguí la conversación. Entré, me puso una crema para los ojos, otra para hidratar, otra para las líneas de la boca y una para el cuello. El costo total del paquete de cremas era $699.00, porque estaban presentando un paquete promocional. ¡Imaginen lo que pensé! Los que me conocen bien, saben el desfile de adjetivos que se agolparon en mi mente, de un cantazo. Obviamente, comencé a decirle que no, que gracias, que en ese momento no podía, que tenía que consultar a mi marido ya que el era el que trabajaba en la casa (mentira piadosa dos veces, ni marido, ni dependencia económica), etc. Trabajo me costó salir casi corriendo para bloquear ese diablito que se te acerca al oído a decirte que “para eso trabajas”, “te lo mereces”. “invierte en ti” y toda esa sarta de expresiones para justificar el gasto. No, no, ¡que no! ¿Cómo iba a cometer el crimen de gastar semejante cantidad de $$, con el trabajo que da ganárselos? Además, inmediatamente recordé a mi adorada tía, mi titi Geno, que cuando murió, no tenia una sola arruga, ni en su cara ni en su cuello. Ella compartió su secreto para cuidar su piel, usar diariamente crema ¡Ponds! El costo: $6-7, mas o menos. Créanme, funciona, ambos: cara y bolsillo se lo agradecerán.

Nada detiene el que envejezcamos. Podemos matizarlo, jamás detenerlo. Lo que debemos poner en balanza es si es mejor invertir en potingues, menjunjes y pócimas o en un viajecito cultural para conocer otras partes de nuestro pequeño mundo. Decidan ustedes.

 

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