Director: Covid-19
Guión: Cualquier líder mundial
Protagoniza: La humanidad
Somos protagonistas de esta “película de horror”.
El libreto lo escribimos todos, con nuestras accciones y desenfrenos, nuestros egos inflados y egoísmo ilimitado.
No quiero ser parte de la estadística de esta pandemia. Las noticias no son buenas. Vemos a cada hora como el número de contagiados y de víctimas aumenta, un cronómetro que no se detiene; porque no sabemos seguir instrucciones.
Ayer los muertos eran desconocidos. Hoy sumo el nombre de un ser humano noble, desprendida y que no murió por sus otras condiciones, sino por el contagio; sabe Dios en que circunstancias.
Cobramos conciencia de la realidad solo cuando nos toca de cerca. No tiene que ser así. Lo único que se nos pide en estos momentos es quedarnos en casa. ¿Tan difícil es esa simple invitación, recomendación, ordenanza, y en los lugares más críticos, súplica?
La única diferencia entre la película de terror que seleccionamos para ver y la que estamos protagonizando, es que en la primera la terminamos apagando la pantalla. La que nos ha tocado vivir, la terminamos solo de dos maneras: quedándonos en casa o abrazando la muerte por encima de las recomendaciones dadas.
Nos quedan 30 días para vivir la vida en forma limitada o terminar como número dentro de una lista que probablemente será olvidada.
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