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19 May 2025

Viaje a Paris, Francia 2018

Post by Ibis Rodriguez

En el 2018 viajé a Paris con mi querida amiga, hermana de la vida, Yolanda. Para ella, era el viaje de su vida, nunca había estado en Francia. Aunque habíamos acordado disfrutarlo todo, casi casi le arruina su viaje, en ese entonces, una jefa que ella tenía y que se caracterizaba por ser manipuladora y además maldita. Pero no le daré mucho espacio aquí, porque para mí ella era seso-hueco politiquera, disfrazada de relaciones convenientes y trabajadas a lo largo de su insulsa carrera cuasi profesional.

Luego de sacudirnos esos ratitos incómodos y malintencionados de la susodicha, nosotras nos dedicamos a disfrutar París; como nos lo merecíamos. Una de las decisiones tomadas para el viaje fue que iríamos por nuestra cuenta, sin guías, ni excursiones prepagadas. ¡Así es que verdaderamente se disfruta un viaje! Separamos un Airbnb en un sector llamado Lion, bastante céntrico, un área tranquila y con restaurantes cercanos.

Al llegar, tomamos un taxi y le mostramos la dirección por escrito al chofer. Ya frente al edificio de apartamentos, mi amiga entró a buscar la llave, no sin antes pasar por el proceso de hacerse entender por los franceses a cargo. Lo primero que nos sorprendió fue lo pequeño que era el ascensor. Apenas cabían 3-4 personas, un espacio limitado en comparación con los que hay al otro lado del mundo en territorio estadounidense. El apartamento estaba muy limpio, ordenado, acogedor y nos recibió con una nota de bienvenida y los pormenores para conocer la facilidad. Todo esto en inglés y, además, nos explicaba un poco de historia del apartamento. ¡Nos encantó!

AL día siguiente, nos levantamos y planificamos a dónde iríamos. Bajamos a desayunar a un café a corta distancia y desayunamos allí. Ordenamos por supuesto los croissants famosos de Paris, además de otras cositas para desayunar. Todo exquisito. Aprovechamos la mañana para organizarnos y seleccionar los lugares que queríamos ver: la Torre Eiffel (que desde el apartamento podía apreciarse y de noche estaba encendida, una vista ¡espectacular!), Montmartre, Versalles, museos, restaurantes y cualquier otro lugar que nos recomendaran. Pudimos comunicarnos bastante bien en cualquiera de los dos idiomas: inglés y español. ¡nada de francés! El único momento en que no nos funcionó esa comunicación fue con un taxista, de trasfondo árabe que creemos que ni el mismo conocía la ciudad. Dimos vueltas como la noria, hasta que mi amiga lo mandó a parar y nos bajamos del taxi, casi a gritos por parte de nosotras porque el chofer no sabía cómo llevarnos a donde le pedimos. Nos reímos muchísimo por un rato hasta que nos dimos cuenta de que estaba anocheciendo y no teníamos puta idea de dónde estábamos. Pedimos un Uber, que también se tardó en llegar debido a que la zona estaba bajo construcción y había varias calles cerradas. Cuando por fin llegó, ya mi querida amiga se había sentado en una mesita de esas que tienen las cafeterías fuera y se había negado a dar un paso más. Llegamos adoloridas, maltrechas por la caminata, pero felices, ¡ya teníamos una aventura que contar!

Una de las visitas, por supuesto, fue la tienda Louis Vuitton, pues de regalo por su cumpleaños mi amiga quería regalarse una cartera genuina del famoso diseñador. Tuvimos suerte, nos dejaron pasar, a pesar de que no habíamos hecho cita. Nos asignaron “concierge service” quien nos dio la bienvenida y preguntó en que estábamos interesadas. MI amiga empezó a preguntar por varios modelos de cartera y empezó el desfile de diseños. Mientras tanto, yo me había encargado de aceptar el champagne ofrecido para refrescarnos, aunque no hacía nada de calor. Cuando por fin encontró la cartera que le gustaba, le ofrecieron a mi amiga el complemento perfecto, la wallet en combinación. No recuerdo bien si también recibió un regalo de cortesía, ya para esa hora el champagne me había hecho efecto. Luego de varias horas, mi amiga pagó y nos fuimos al apartamento. había que asegurar su inversión de $3,500.00 en su wallet y cartera LV. Se dio el gusto y todavía la conserva, así debemos ser todas, mimarnos primero y después a los demás, (si sobra ©).

¡El comer en Paris es toda una experiencia! Visitamos restaurantes, boulangeries, café y sitios de comida franceses espectaculares. Recuerdo uno especialmente por el peculiar menú que brindaba. Fue un lugar pequeñito, atendido por dos jóvenes (uno en la barra y el otro encargado de poner las bandejas en el asador) El plato único era una especie de papas gratinadas, puestas al momento en una especie de horno-parrilla, que cocinaba y doraba el contenido de la bandeja. El resultado era unas papas en lascas, con una salsa bechamel y queso, doradita y exquisita. Era la única opción caliente en el menu para acompañar los vinos y demás bebidas disponibles. El lugar estaba lleno, pero muy alegre y agradable ambiente.

Pudimos visitar bastantes lugares icónicos de Paris y caminar bastante por la ciudad. Llegó a su fin nuestra estadía en Paris y viajamos en tren hacia Barcelona, España, para la segunda parte del viaje. Definitivamente, Paris tiene que visitarse mas de una vez y en la lista pendiente para la próxima esta aprender francés básico, aunque no hizo falta. Aquí algunas de las fotos que tiramos, para el recuerdo.

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