In memoriam – Cuqui

A todos nos llega la época en que comenzamos a perder amigos, seres queridos, familia, por que mueren a causa de diversas razones; nuestro circulo se va achicando. Hoy perdí a mi comadre, mujer exquisita, educadora, culta y sobre todo solidaria en causas justas. Hace unas semanas dialogamos y nos dejó saber que presentía que pronto ya no iba a estar. En ese momento le comenté, que recordara que teníamos un compromiso de volver a reunirnos y eso tenía que ocurrir. No vi o no percibí dentro de esa negación, que su cuerpo ya estaba exhausto y su espíritu pedía ya liberación. En la madrugada de hoy, trascendió.

Cada vez que perdemos a alguien, es inevitable reflexionar sobre el sentido y propósito de nuestra existencia. Recordamos los momentos vividos, los que nos faltaron por vivir, si seremos los próximos o si estamos otorgando importancia a lo que verdaderamente la merece en nuestra vida.

Sobre cada una de esas áreas de reflexión, sobresalen en orden de experiencias o prioridad un cumulo de remembranzas, pensamientos y emociones que nos transportan a un feliz pasado o al intento de mejorar lo que nos falta por vivir.

Al igual que mi querida Cuqui, también estoy bajo tratamiento para mejorar mi condición. Pero igual, sé que también no estaré físicamente aquí, Dios dirá hasta cuándo. Por eso vivo cada minuto agradeciendo el respirar, el contar con mi familia, el tener amigos solidarios, y sobre todo el poder dar importancia a lo que verdaderamente la merece. Ya no me angustia o enoja una cancelación de planes, que algo se rompa, lo improvisado, el cambio constante. Por el contrario, todo lo miro bajo un nuevo cristal vestido con optimismo y esperanza, presentado por Dios. Nunca es tarde para mostrar compasión, amor incondicional, expresiones de cariño, solidaridad, empatía, y sobre todo vivir con fe infinita.

Josefina Irizarry, nos reuniremos en espíritu, mi comadre.