5..y pico

 

Hace unas cuantas semanas que esto de estar consciente de la edad viene colándose en mi cabeza. Hay quien dice que la edad es relativa (lo que eso signifique) o que es un estado mental. El primer asalto de esta realidad surge cuando te toca rellenar las casillas que preguntan tu fecha de nacimiento en cualquier lugar del internet. Aparece MM/DD/YYYY, y te toca darle a la ruleta para rellenar cada espacio. Cuando llegas al que le corresponde a YYYY, te das cuenta que tienes que darle más de una vez, hasta llegar al año que te corresponde. Ahí piensas: ¡Óyeme, como que ya van unos añitos!

El otro asalto a mí me llegó hoy. Salí con mi amiga Y. Fuimos a desayunar/almorzar antes de llegar a la playa (con ella ya di por sentado que nunca habrá desayuno, sino “brunch”). Miramos el menú y entre la oferta descubrimos que había una opción para mayores de 55, ambas optamos por pedirlo y hasta bromeamos sobre si la camarera nos pediría ID o no. Nos tocó una simpática doñita, gringa, carismática y habladora. Le ordenamos la oferta para seniors, la tomó y no nos pidió identificación. No sabíamos si reírnos o llorar, pues al haber entablado conversación amena con ella, nos tomó la orden y se fue directo a la cocina a pedirla. Al final nos consolamos, diciéndonos para creerlo, que no la pidió porque le caímos bien y no porque reflejáramos la edad que dicen nuestras licencias, porque hasta en ellas hay algo de verdad y de mentira. ¿O no?