Domesticamos jugando

Hoy me puse a buscar en el web algún juguete para regalarle a mi nieta-sobrina (hija de mi sobrina), que tiene un año y medio. En esa selección trato de combinar lo que es adecuado a la edad, lo que debe ser practico, educativo y entretenido a la vez, y que no se convierta en juguete momentáneo. Durante la búsqueda, me percaté de que ¡hay más opciones para nenes que para nenas! Me explico.

En cada página se me presentó que 9 de cada 12 (aprox.) juguetes eran dirigidos para niños y ¡hasta más divertidos!!!!

Hay carritos que hacen ruidos, herramientas de juguete, piezas para montar, bloques de plástico para construir, helicópteros de control remoto, caballitos para montar, y la lista es interminable. Sin embargo, los juguetes destinados para niñas, son menos y ¡me sorprenden y enojan ! Tablas de planchar, cocinitas, muñecas Barbie, escobitas, mapos, hornitos, etc. Lo que me valida que somos todos culpables de lo mal que anda el mundo (como dice Mafalda, mi personaje favorito).

¿Qué tal si a los niños les permitiéramos jugar con muñecas? Tal vez aprenderían a tratar a las féminas como damas todo el tiempo y serían más delicados en su relación con ellas. A lo mejor, cuando se convirtieran en papás, no existirían las excusas para compartir las tareas del hogar en forma igual, saber vestir peinar y arreglar a la prole sin distinción de géneros, y hasta comprendernos mejor en todo.

¿Y si a las niñas les regaláramos bates de pelota, carritos, motoras y juguetes de construcción? A lo mejor se borraría la línea invisible, pero presente, entre las profesiones categorizadas. Tendríamos más mujeres protagonistas en empleos de liderazgo, se hubiese inventado ya una manera más sencilla y práctica para cambiar una goma vacía del carro, desaparecería el discrimen tácito en la contratación de mujeres con hijos pequeños, etc.

Sé que este escrito no va arreglar el mundo, pero espero poder provocar que esta Navidad, todos se enfoquen en seleccionar regalos no tradicionales, que contribuyan a educar ciudadanos productivos, capaces de reconocer sus talentos y utilizarlos para transformar nuestra sociedad. ¿Quién se apunta?