Metamorfosis choferil

Había olvidado lo que era montarse con mi hermana al volante. Una experiencia verdaderamente religiosa; y no porque guiara malo, ni mucho más, sino porque a cada conductor que se le atraviesa en el camino lo convierte en víctima de un insulto florido, peculiar y único, que se les hace imposible contestar.

Como olvidar la primera vez que fuimos perseguidas por un “títere” (palabra ya en desuso), porque íbamos con el carro lleno y nos gritó: “¿Cabe otro?”, y la respondona de mi hermana le contestó, sin titubear: “¡Sí, tú y tu madre canto de ca#$%n! Al llegar al lugar a donde nos dirigíamos, ya teníamos al individuo al lado diciéndonos: “no saben ustedes con quien se meten, soy XXX de XXX (lugar)”. Mi hermana ni corta ni perezosa le replicó: “¡Y yo de las cortacara de Bayamón Gardens!”, mientras los que estábamos en el carro salíamos despavoridos a “guarecernos” dentro de la casa.

Al terminar mis vacaciones, le tocó a ella llevarme al aeropuerto, acompañada por mami, quien, sin otra alternativa que acompañarnos, vivió lo que supongo ya para ella es normal, el reparto de “bendiciones, expresiones y nuevos nombres” que regala mi hermana cuando está guiando.

“Pero, mira este vie#^@, acabe de cruzar, puñ#$!a, o ¿va a coger el seguro social en el cruce?”

“Miraaa,¿pa’donde viene este cab%*)n?, ¡me va a chocar! So animal, ¿te regalaron la licencia, coño?”

“¡Señora! ¡Sálgase del medio!,¡ váyase pa’su casa que a uste’ lo que le quedan es un recorte y una visita al seguro social na’ más!

“¿Y este, de dónde salió? ¡Mireee, yo tengo que trabajar, decídase pa’donde va, carajo! A que le paso por encima,¡ le hago un favor a la humanidad!”.

“¡Ay, Dios! ¿y esta “tortuga”?, ¿de dónde salió? ¡Coñoooo, quítenle la licencia, es un estorbo en las calles!”

Son solo una muestra de la transformación Jekyll & Hyde que sufre mi adorada hermana cuando le toca estar detrás de un volante. Lo más impresionante es que mi querendona sobrina empezó a dar muestras de su herencia cuando a los 3 tiernos añitos, mientras jugaba en su carrito de montar, le tocó bocina a sus primos para que se salieran del medio, bocinazo acompañado de un “¡quítate cabr*%$!”

Así que continuarán las tradiciones.

Para T y Y, ¡las amo!