CEL

Celular, eterna compañía,
No te me apartes,
Ni de noche ni de día.

Si te pierdo,
¡Ay, que será de mí!

En mis noches te sueño,
Durante el día, te obedezco.

Si me desamparas,
¡Ay, que será de mí!

Peco, cuando no te prendo.
Lloro, si es que no te tengo.
Me dominas en todos los sentidos,
Mi vida sin ti, ¡que egoísmo!

Nutre mi alma,
colma mis esperanzas,
Sé mi refugio ante cualquier amenaza.
Demanda mi tiempo, ¡anda!

Me lo dijo FB

Imposible que le estuviera sucediendo esto. Había leído en la red social que pronto llegaría su compañero de vida. Le trajo confianza. Sin embargo, se le torció el destino. Apareció aquel macharrán al que le había aceptado “hasta que la muerte nos separe”. Los moretones y cortaduras eran sus obsequios. Se preguntaba, ¿en que había fallado la red?

Paro Nacional ¿?

Nota: Este se me había quedado en el tintero, por eso está fuera de fecha.

Estoy fuera del país, por decisión propia. No me empujó la crisis, tenía trabajo, aunque el salario no estaba a tono con las responsabilidades, que eran muchas. Vi lo que publicaron en las redes y la prensa sobre el paro y evidencié lo que hace mucho tiempo (quizás desde la huelga de la telefónica), el país había perdido, la capacidad de solidaridad y la consecución de un mismo propósito. Por una parte, la prensa publicaba avances y viñetas sobre lo que estaba ocurriendo en el llamado Paro Nacional, que para mí fue un paro regional (del área metropolitana). Fue evidente, por parte de los organismos que se supone informen objetivamente, la búsqueda de los elementos sensacionalistas que sirvieran de agarre para cumplir con el deber de ser los primeros en exponer la noticia. Eso los llevo a resaltar como lo más significativo el destroce de cristales del Banco Popular y desviar la atención de lo que suponía era el fin u objetivo del paro.

Se publicó de todo: grupos solidarios, abrazos de bandos que ocuparon lugares opuestos, bailes (vi un video titulado Así se protesta en PR, con una coreografía que arropa al país hace mucho tiempo), encapuchados, memes de líderes políticos (el de Aníbal Acevedo fue el más publicado y no entiendo la razón ¿?), mujeres en contra de O’Neill, etc. Y lo que más decepciona, las entrevistas que ofrecen los segundos o minutos fugaces de fama con preguntas vacías que provocaron respuestas igualmente desenfocadas y que jamás apuntaron al propósito o fin común del llamado paro nacional.

¿Cuál era la expectativa en realidad? Por lo menos, desde mi perspectiva, expongo lo que a mi parecer debió ocurrir.

Un Paro Nacional debe ser un paro completo, de norte a sur, de este a oeste, incluyendo las islas del archipiélago de Puerto Rico. No una marcha por la zona bancaria, aeropuerto o lugares escogidos por no sé quién. El sustantivo nación en ese contexto, para mi implica todo el país, no solo el área metropolitana. ¿Alguien tiene versión de qué ocurrió en otros lugares alrededor de la isla? Por lo menos, no he tenido acceso en las redes y he buscado noticias alrededor de la isla sobre esto. Si alguien tiene y desea compartirlas, mi agradecimiento de antemano.

Al gobierno de turno tenía que dolerle o verse afectado por este paro, no motivado a mostrar la fuerza que puede ejercer el poder. Eso significaba, no ir a solicitar servicios, dejar de consumir en todos los aspectos, movilizar en cada rincón de la isla a los ciudadanos para que entendieran, se solidarizaran y participaran en el paro. Explicarle a cada sector o nivel social el o los propósitos del paro y que seguía después de este. Porque todavía no he visto un análisis sobre que logró el paro o que ha pasado después de mismo, que no sea lo que publica la prensa como evento sensacionalista. Además de un video que circula sobre la ciudadana que quería estacionar, para buscar algo en un local aledaño y le cayeron encima alegando que, si lo hacía, se exponía a que su vehículo fuera volcado.

Agradezco que alguien me saque de la ignorancia y me diga cuáles fueron los logros del paro. Me encanta leer y recuerdo en una ocasión haber leído una noticia sobre la protesta en Argentina por parte de las amas de casa en relación al aumento astronómico en el precio de la carne y como dejaron de comprar para obligar a la reducción del precio. También las Damas de Blanco que le reclaman a la última dictadura de América la libertad de sus esposos. Las Madres de la Plaza de Mayo cuestionando sobre el paradero de sus hijos. Han trascendido su zona geográfica y mejor aún el tiempo.

Por eso, vuelvo y pregunto: ¿Que hay después del Paro Nacional en Puerto Rico? Quiero saber para entender, identificarme y solidarizarme, para tener la satisfacción del deber cumplido.

Tarot

Salieron del lugar con la curiosidad satisfecha. Inquietas, pero felices. La médium les había dado el futuro. Solo había olvidado un pequeño detalle, ocurrido tres meses después. Una de ellas pasó al plano espiritual. La otra continuó su existencia sin jamás volver a pisar una consulta más; ya no quería adivinar.

ta

Adiós a los vaqueros; láser en el pecho. Botas por tacas y le llegó la tranquilidad al alma. Ahora era humana. Alteró su existencia con una sola sílaba. Ahora era Carlota.

Calendario

Hoy me anuncia el médico: “Todavía no, hay que tener otro ciclo de quimioterapias.”

 ¿Realmente qué significa esto?

Para mí, un Pare, no planifiques. ¿Por qué? Porque toda actividad va a girar a un calendario impuesto por mi enfermera y la disponibilidad del centro de infusión. Además de la respuesta que tenga el cuerpo al veneno que se utiliza para matar a las inquilinas que se instalaron sin invitación en áreas que nunca fueron bienvenidas.

El cáncer es la epidemia del siglo XXI, por si no nos hemos dado cuenta. Está en todos lados y en todos. A pesar de los estudios, aún no se ha dado con la cura definitiva; se continúa ensayando. Unos han muerto en el intento de sanación, otros continuamos aferrados a las esperanzas que nos dan la ciencia, la medicina y Dios.

Los días de tratamiento caigo en conciencia de la cantidad de personas pacientes de cáncer y de la indiscriminación de esta condición (no es enfermedad). Hay gente de todas las edades, razas, condición social y género. Ante este panorama, continuamente me pregunto: ¿por qué somos tantos? ¿por qué no se encuentra la causa o qué lo provoca? ¿cómo es posible que haya bebés víctimas del cáncer, apenas comenzando a vivir? Los cuestionamientos son innumerables; ninguno tiene una respuesta clara o convincente.

En las sesiones de quimioterapia, se intercambian miradas, empatías, suspiros y esperanzas. Dos sesiones atrás conocí a Mrs. H. Le puse ese nombre por ser de Haití. Tendrá entre 70-80 años. Le acompañaba su hijo, quien vino desde Georgia para estar con ella en su sesión del día. Me contó un poco sobre su país y lo agradecida que estaba de estar acá, pues podía atender su condición con expertos en salud. Con melancolía también me dejó saber que no tenía posibilidades de regresar a su país, por dos razones: su salud y la situación precaria que allí se vive. Mrs. H sabe que el resto de sus días serán aquí, en territorio ajeno. Habla perfecto español, inglés y creole. A mí siempre me habla en español, para practicarlo, según me dice. La segunda ocasión en que nos vimos, estaba sola. Su hijo ya se había ido. Al igual que el día en que la conocí, estaba calmada, tranquila, lista para el proceso de conectarse a la prolongación de vida que da la infusión, pero esta vez sin compañía.

Ambas compartimos un calendario, que marca los días que no son nuestros, destinados a intercambiar un capítulo de vida marcado por la solidaridad que provoca una condición que nunca pensamos iba a llegar.

Un día a la vez

Creo que por dos días se me ha borrado la sonrisa. Me siento horrible y por más que lo intente, ni me reconozco en el espejo. ¿Cómo es posible que se pueda cambiar tanto en un lapso de meses y que lo provoque un grupo de células cancerosas que aparecieron sin invitación y sin causa justificada encontrada?

La vida cambia en un segundo, las prioridades se trastocan y los sueños se convierten en niebla por instantes. Cuando eso ocurre, es inevitable enfocarse en que hay otros en peores circunstancias. Eso nos ayuda a reenfocarnos en las bendiciones recibidas y que poseemos. Nos obliga a mirarnos por dentro, a sacar fuerzas de lo más profundo y seguir adelante con la vida que tenemos ante cada amanecer.

Hay días de hastío, de monotonía, de coraje y frustración. Pero también hay esperanza, propósito y aprendizaje. Las pesadillas culminan, tienen fin. Cuando llega ese final, nos embarga nuevamente la alegría y respiramos a profundidad, agradeciendo que ya culminó y que nuevos pretextos se presentarán para seguir viviendo.

Cada día me reafirmo: “Estoy en la recta final”.

Enero 2019